¿Cuál es tu nivel de inglés? Seguramente te hayan hecho esta pregunta en más de una entrevista de trabajo. La mayoría suele responder “intermedio” o “medio-alto” y muchos, incluso, facilitan un certificado que acredite sus conocimientos en inglés o en otro idioma. Parece un hecho que existe una tendencia creciente en cuanto a cualificación y nivel de idiomas en España.
Sin embargo, se estima que solo 1 de cada 3 trabajadores podría mantener una conversación básica en inglés en su entorno de trabajo. Desde el punto de vista de las empresas en el país, los datos son aún menos optimistas: solo 1 de cada 5 trabajadores que aseguran tener conocimientos altos en un idioma reuniría los requisitos lingüísticos de una empresa.
Parece, entonces, que más que un problema de cualificación y esfuerzo por parte de los españoles en el mercado laboral actual, se trata de un problema de competencias lingüísticas en el aspecto de la expresión oral y la comprensión oral. Según datos aportados por la consultora Hexagone en su último informe anual, el 89% obtendrían un buen resultado si les hicieran una prueba de nivel gramatical. Las empresas que operan en España necesitan trabajadores que puedan comunicarse de manera efectiva en el idioma requerido, y es aquí donde la gran mayoría falla -especialmente aquellos que llevan más de 15 años en el mercado laboral y nunca antes habían necesitado idiomas-.
Los idiomas ya no son solo un método de descarte en un proceso de selección de personal: han llegado para quedarse y se van a utilizar cada vez mas en el día a día de los centros de trabajo de este país. Las PYME españolas, por un lado, cada vez necesitan más relaciones internacionales y gente competente para desarrolarlas. Las empresas extranjeras que van llegando progresivamente a España, y que crean más de un millón de puestos de trabajo, necesitan que sus trabajadores hablen bien el inglés como lengua vehicular en todas sus sedes y, si puede ser, también el idioma madre de la corporación. Como dato, el INE muestra, que las empresas extranjeras pagan a sus empleados alrededor de un 40% más que las empresas nacionales, lo cual es un atractivo aliciente para muchos españoles que ya se empiezan a tomar en serio la necesidad de no dejar de formarse en idiomas.